Por: Max Ortega y Ana Alicia Solís de Alba. §
El Contexto económico y político en 2012
El contexto electoral del 2012 estará definido por la crisis mundial capitalista, la protesta social y la recomposición política. En México, la crisis del capitalismo tiene, a grandes rasgos, las características que siguen. Bajo crecimiento de la economía y aumento del desempleo y subempleo; control salarial y aumento del precio de los energéticos y de los alimentos de consumo básico; nuevos desarrollos de las privatizaciones (minería, petróleo, gas, electricidad, agua y obra pública) e intento parlamentario de consolidarlas jurídicamente mediante la aprobación de una Ley de asociación pública–privada; aumento de la deuda pública y quiebra de las finanzas estatales y municipales; reducción del consumo y cierre de pequeñas y medianas empresas; sequía generalizada e intensificación de la crisis agrícola; especulación financiera y fuga de capitales nacionales y extranjeros; disminución de los montos de las remesas por efecto de la aprobación de leyes anti-inmigrantes en Estados Unidos; crédito y servicios bancarios caros y exportación de altas utilidades a sus países de origen. En resumen, crisis económica, intensificación de las políticas neoliberales, saqueo imperialista desproporcionado y complicidad estatal.
En este marco económico, la política laboral tiene entre sus varias determinaciones, las que siguen: outsourcing generalizado y precarización laboral; control salarial y en algunos casos, disminución de los salarios pactados; crecimiento del sindicalismo blanco y de los contratos de protección; mayor deterioro del IMSS y del ISSSTE y aumento de pérdidas y riesgos para los fondos de pensiones; ofensiva estatal permanente en contra del sindicalismo democrático y alargamiento de los conflictos del SME, las huelgas mineras y Mexicana de Aviación. Y además, contrarreforma de la legislación laboral, puesta en suspenso, con motivo de los tiempos electorales.
Políticamente, la crisis económica y laboral se articula con la quiebra del panismo, la disgregación del PRD, y la corrupción y subordinación irreversible del PRI a los intereses oligárquicos internos y de la globalización neoliberal; con la intervención norteamericana directa en el Estado mexicano y la militarización de la vida política y social; con la criminalización de la protesta social, los miles de muertos y la construcción inédita desde el poder público de escenarios de miedo; con las rupturas y reacomodos electorales del sindicalismo corporativo –SNTE/PANAL– asociado al poder presidencial y al PAN; con la redefinición de algunas fracciones del empresariado (Monterrey) en su relación con el proyecto neoliberal como paso previo a su tránsito a la oposición política; y por último, con los notorios avances organizativos y programáticos de MORENA y del movimiento popular, que están ayudando a romper el cerco electoral y a centralizar con nuevas iniciativas de organización a las múltiples fracciones de las clases subalternas.
Las Reformas electorales.
Durante el periodo 1977 – 2008, las reformas electorales fueron usadas por el Estado de la clase dominante para liberalizar gradualmente el sistema político. En su desarrollo alcanzó varios propósitos: 1) integrar de manera subordinada a los partidos políticos progresistas y de izquierda (PCM, PRT, PMT, PSUM, PMS y PRD) al sistema imperante de partidos políticos; 2) legitimar la dominación del sistema político emanado de la Revolución Mexicana; 3) desplazar las luchas generadas en los espacios de la producción y la reproducción social a los espacios controlados y regulados de los procesos electorales y parlamentarios; 4) parlamentarizar a los partidos políticos progresistas y de izquierda y aislar, refuncionalizar o reprimir las luchas sociales externas a los procesos electorales y parlamentarios; 5) establecer entre los dos partidos políticos del bloque histórico hegemónico y dominante, la colaboración y alternancia política, sobre la base programática neoliberal; y, 6) liberalizar la actividad política e impedir con ese procedimiento el cambio de régimen político y el desarrollo desde abajo, desde las comunidades de base, de una verdadera democracia desarrollada. Una democracia que opere en el Estado, la sociedad civil y el conjunto de las relaciones sociales de producción.
Los usos políticos que la clase dominante le supo dar a la legislación electoral, al sistema de partidos políticos, al sistema electoral y a la institución parlamentaria, son la condición para el funcionamiento del capitalismo mexicano y su programa neoliberal. El cambio de patrón de acumulación de capital, pasa en la coyuntura actual, por esas normas e instituciones. Cambiar la política económica tiene como condición ganar el gobierno y cambiar el régimen político, sustituyendo dichas normas e instituciones, por otras, de naturaleza diferente.
Los Partidos y los candidatos.
Entre 1988 y 2010, los dos partidos de la clase dominante, PRI y PAN, se unificaron en contra de la Nación y las y los trabajadores. Tal unidad política y programática se produjo teniendo como base el proyecto neoliberal. Pero, frente al desastre social causado por el PAN, y la cercanía de las elecciones presidenciales, el PRI inicio a partir del 2010, una maniobra para sustituirlo en la dirección del Estado. Con esta maquinación el PRI de Beltrones y de Peña Nieto busca manipular el descontento ciudadano para reposicionarse en el poder político no para cambiar el rumbo del país, sino para mantenerlo. Así, en el 2012 tendremos dos partidos con siglas y candidatos diferentes, pero con un mismo proyecto, el neoliberal. De ahí que, llegado el momento, actuarán desde las instituciones del Estado (IFE y TEPJF) como ya lo hicieron en el 2006, en contra del candidato de la izquierda, si es que éste es, como esperamos que sea, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Participación de las trabajadoras y trabajadores en las elecciones de 2012.
Frente al bloque de fuerzas económicas (CCE, CMHN, COPARMEX, Televisoras y Radios) y políticas neoliberales (PRI, PAN, PANAL, “Chuchos” y “Camachistas”), las y los trabajadores sólo tienen una opción de participación electoral en 2012, la candidatura de AMLO, MORENA y DIA (con o sin el PRD de los “Chuchos” y los “Camachistas”). Y en tal caso, contribuir organizadamente como trabajadores a la movilización electoral en los centros de trabajo, sindicatos, colonias, barrios o distritos electorales; ayudar a resolver los problemas de logística electoral (vigilancia de casillas y conteo de los votos, entre otros) e impulsar asambleas populares de reacción inmediata. Tan importante para las y los trabajadores, es la discusión y participación en el diseño de los contenidos de la plataforma electoral y de plan de gobierno. Poniendo el énfasis en la política laboral (empleo, salarios, seguridad social, pensiones, contratación colectiva, sindicatos, huelgas, administración de la justicia laboral y legislación laboral), dado que en los procesos electorales, este tema para el movimiento suele ser, casualmente, ignorado y olvidado.
§ Profesores-investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario
Grupo Promotor