20120317

DE POR QUÉ NO PODEMOS CONFIARNOS


Por: Ana Alicia Solís de Alba. §

No cabe la menor duda de que la contrarreforma laboral es uno de los ejes estratégicos de la política del segundo gobierno encabezado por el partido de acción nacional (PAN). El gobierno ilegítimo de Felipe Calderón no ha logrado su aprobación por parte del Congreso de la Unión a pesar de la obcecación por parte de su secretario del trabajo para conseguirlo.

Hace poco más de dos semanas Javier Lozano Alarcón ante empresarios de la COPARMEX confirmó la consabida vocación privatizadora y contra reformadora de nuestra Carta Magna del gobierno panista, al refrendar que:“Parte de la agenda de competitividad son las reformas estructurales […] Esas reformas estructurales están en el Congreso de la Unión, tiene que ver en materia energética, hacendaria, laboral, asociaciones público-privadas, entre otras.”
[1]

Como sabemos el año pasado (18 de marzo de 2010) el PAN revivió la conocida “Ley Abascal”, repudiada en su momento por amplios sectores del sindicalismo democrático y también del corporativo y neocorporativo (“charros” y “neocharros”).

Antes, los priístas había avanzado en su propósito contra reformador a través de una estrategia gradualista fincada en tres pilares fundamentales: 1) modificaron diversos artículos de la legislación laboral en distintos momentos; 2) impusieron una política laboral basada en los principios de la flexibilización, la productividad, la descentralización y el sexismo violatoria de las disposiciones del Artículo 123 constitucional y de la legislación secundaria (Ley Federal del Trabajo, Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, etc.), con lo que sentaron las bases fácticas para dar cabida a la subcontratación (denominada “outsourcing”) por quienes gustan renunciar a su lengua materna usar extranjerismos) que disminuían en algunos casos y en otros anulaban los derechos laborales consagrados en la constitución: la estabilidad en el empleo y el salario, el salario digno y suficiente, la capacitación, la igualdad (no discriminación por razones de sexo, ect.) y la seguridad social, entre otros. 3) La firma de pactos entre gobierno, patrones y centrales sindicales. 4) y último, pero no por ello menos importante, la represión y aniquilación de las dirigencias sindicales opositoras tanto del sindicalismo corporativo
[2], como del independiente y en algunos casos de los sindicatos como tales.

Los gobiernos priístas de De la Madrid, Salinas y Zedillo aunque avanzaron en la modificación de artículos sustanciales con la complicidad del PAN, no lograron la modificación integral de la legislación laboral a pesar de habérselo propuesto, por no contar con el consenso pleno del sector obrero priísta, ni de amplios sectores democráticos de trabajadoras y trabajadores sindicalizados y no sindicalizados.

Los gobiernos panistas además de continuar con la misma política laboral de la productividad sexista encabezaron los intentos por formalizarla jurídicamente a través de sendas iniciativas de reforma integral de la legislación laboral, la primera el 12 de julio de 1995, la segunda el 12 de diciembre de 2002 (“Ley Abascal”, presentada en co-autoría con el PRI y el partido verde ecología) y la tercera el 18 de marzo 2010.

Los costos de la imposición de la política laboral en cuestión han sido altos para ambos partidos. De cuatro elecciones federales el partido en el poder perdió en tres ocasiones, aun cuando no reconozcan oficialmente haber cometido dos fraudes en contra del PRD. El PRI perdió frente al PRD la primera vez y, la segunda, frente al PAN. Y el PAN a su vez perdió frente al PRD.

Derivada de los fraudes electorales y de la errática política de alianzas impulsada por varias fracciones al interior del PRD y los otros partidos de izquierda, se presenta de nueva cuenta una situación crítica y de alto riesgo para las trabajadoras y los trabajadores en el contexto electoral.

Sabemos que en estos momentos la contrarreforma a la legislación laboral está sobre todo en manos del PRI y del PAN por ser los partidos mayoritarios en el congreso y por ser los que han signado compromisos al respecto tanto con los organismos internacionales, como con los organismos patronales. Sabemos también que el 9 de marzo la fracción parlamentaria del PRI presentó una iniciativa de reforma integral a la Ley Federal del Trabajo. Y sabemos también que al día de hoy todavía no hay un dictamen. Por lo que respecta a la presente legislatura “ya transcurrieron los 150 días que parte de la Junta Directiva de la Comisión de Trabajo pidió como ampliación del plazo para dictaminar” y que la subcomisión que se conformó para elaborar “un proyecto finalizó sin resultado”
[3].

Por parte del PRI no hay acuerdo con la propuesta del PAN en varios aspectos y entre éstos con los relacionados con el debilitamiento de las funciones del sindicato. Así se lo hizo saber al secretario Lozano en su comparecencia hace pocos días, el 19 de octubre, el diputado Amador Monroy Estrada, le dijo que: “Nosotros, señor secretario, estamos de acuerdo, debe haber una actualización al marco jurídico laboral que hoy nos rige en el país. Que quede bien claro, porque se nos ha satanizado demasiado y hasta en ocasiones yo creo que se ha mal informado no solamente al interior de país, sino hacia el exterior; nosotros, los diputados del PRI, pero los diputados obreros que somos más de 20, […] en lo que nosotros no estamos de acuerdo ni vamos a estar de acuerdo en ningún momento, es en […] se trata de mermar la fuerza en la acción que esos sindicatos tienen. No señores; en México hay más de 58 mil sindicatos locales, que son la verdadera célula del sindicalismo en nuestro país, sindicatos modestos que a veces solamente se conforman con 30 miembros o menos, haciendo uso de la figura del sindicato incluso de artes y oficios. El verdadero sindicalismo en el país no son los 7 u 8 dirigentes de sindicatos nacionales, por cierto de distintas tendencias políticas en el país, que tanto se mencionan […] se les quiere lastimar y se les quiere agredir a través […] de una iniciativa que llegó aquí efectivamente el 18 de marzo y que puedo demostrar que a todas luces no sólo lesiona a los trabajadores, sino es inconstitucional y por ende ya no podría pasar de una manera simple como un sola reforma a la ley secundaria, tendríamos que irnos a discutirla como una reforma a la propia Constitución, o sea, al 123”
[4].

El desacuerdo, sin embargo, no es argumento suficiente para no aprobar la reforma a juicio del secretario Lozano, puesto que en esa ocasión les recordó que “no es que se les esté satanizando por no aprobar la reforma laboral ni que se quiera imponer la visión de Acción Nacional ni del gobierno del presidente Calderón. Es más, vengo a reiterarles, ustedes presentaron este mismo año firmado prácticamente por todos los diputados de esta fracción parlamentaria del Partido Revolucionario Institucional una iniciativa que defendieron en tribuna, que defendieron en comisiones, que dijeron que estaba suficientemente discutida, negociada y casi por consenso con los sectores productivos. No pido que se apruebe en sus términos la del 18 de marzo de 2010 [del PAN], lo único que pido es un poco de congruencia. ¿Por qué no se aprueba simple y sencillamente, sin cambiarle una sola coma, la que ustedes presentaron el 10 de marzo de este año? Ni una coma.
Los votos se les ofrecieron antes de que terminara el periodo ordinario de sesiones pasado, pero se decidió ir por otro camino”
[5]

Días después frente a los patrones de la COPARMEX, Lozano espetó en torno a lo mismo: “Mezquindad es presentar una iniciativa como se presentó el 10 de marzo por un partido político y no querer aprobar siquiera esa misma iniciativa que ellos presentaron. No pedimos más, simplemente que aprueben su propia iniciativa, la que presentaron el 10 de marzo de este año, no le cambien una coma, una palabra, apruébenla, ya están los votos del PAN”
[6]. Y sentenció” Pero que quede claro una cosa, a las señoras y señores legisladores, no aspiren a que, por un lado, pueda ofrecer y presentar iniciativas y después negarse a aprobarlas, más bien a negarse a aprobar esas reformas estructurales y a irse limpios de ésta. O pasan las reformas estructurales o que venga la asignación de costos políticos y que la sociedad mexicana de una vez por todas se dé cuenta quién está con México y quién está en contra de México”[7].

Al parecer, por el momento, en el PRI no hay consenso pleno y por lo mismo no ha querido correr riesgos electorales remembrando sus derrotas pasadas. Nada puede asegurarnos que los compromisos contraídos y las presiones ejercidas por el gobierno panista superen la mermada fuerza de la representación del sector obrero priísta en las cámaras. Por ello, debemos estar atentas y hacer alianza con las trabajadoras y trabajadores que de manera franca, abierta, clara y explícita se pronuncien por rechazar la contrarreforma en su conjunto y no solo en algunos de sus artículos sin importar su filiación política. Y recordar en todo momento que un triunfo en las próximas elecciones del PRI y del PAN los colocaría en una posición de fuerza para imponer lo que no han logrado durante casi treinta años gracias a la lucha de la clase obrera mexicana.

Por lo que el VIII Encuentro Nacional de Trabajadoras reitera la defensa y cumplimiento integro e irrestricto del Artículo 123 constitucional y de la legislación laboral vigente y se pronuncia en contra de cualquier modificación al respecto sin importar la procedencia política de quien(es) la promuevan.

Trabajadoras y Trabajadores del mundo, Uníos. Venceremos
§ Profesora, Investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa.
[1] Trascripción de la participación del secretario del trabajo y previsión social, Javier Lozano Alarcón, Durante el “Encuentro empresarial nacional. Más exigencia ciudadana, mejor democracia”, que organiza la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), 27 de octubre de 2011, http://www.stps.gob.mx/bp/secciones/sala_prensa/discursos/2011/octubre/dis_271011.html.
Recuperado el 28 de octubre de 2011.
[2] Recordemos entre los más conocidos el caso de Agapito en las maquiladoras y de
la Quina en petróleos
[3] Palabras del Dip. José Gerardo de los Cobos Silva (PAN) en: Transcripción de la comparecencia del secretario del trabajo y previsión social, Javier Lozano Alarcón, ante las comisiones de Trabajo y Previsión Social y de Seguridad Social del la Cámara de Diputados, 19 de octubre de 2011,
http://www.stps.gob.mx/bp/secciones/sala_prensa/discursos/2011/octubre/COMPARECENCIA_DEL_SECRETARIO_19OCT2011.pdf,
Recuperado el 28 de octubre de 2011
[4] Trascripción de la comparecencia del secretario del trabajo y previsión social, Javier Lozano Alarcón, ante las comisiones de Trabajo y Previsión Social y de Seguridad Social del la Cámara de Diputados, 19 de octubre de 2011, http://www.stps.gob.mx/bp/secciones/sala_prensa/discursos/2011/octubre/COMPARECENCIA_DEL_SECRETARIO_19OCT2011.pdf,
Recuperado el 28 de octubre de 2011
[5] Trascripción de la comparecencia del secretario del trabajo y previsión social,
Javier Lozano Alarcón, ante las comisiones de Trabajo y Previsión Social y de Seguridad Social del la Cámara de Diputados, 19 de octubre de 2011,
http://www.stps.gob.mx/bp/secciones/sala_prensa/discursos/2011/octubre/COMPARECENCIA_DEL_SECRETARIO_19OCT2011.pdf,
Recuperado el 28 de octubre de 2011. El subrayado es mío.
[6] Op. Cit.
[7] Op. cit

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